PEQUEÑECES
Me gusta acurrucarme las mañanas heladas
y sentir que el viento habla tras los cristales;
escuchar viejas canciones,
desayunar muy despacio,
compartir mis pensamientos
con una taza de café
y agitar el alma al compás de sábanas tibias.
Me vuelve loca escribir poemas en los que dejo mi piel,
entregarme al tiempo plácido que me envuelve con ternura,
enhebrar hilos de lágrimas para tejer esperanzas;
cuidar los detalles que se escapan en un suspiro,
mimar a las flores que no sé cuidar
y reír con el agua fresca que juega a despertarme.
Disfruto con la magia que aportan las palabras.
Defiendo los sentimientos firmes.
Admiro las miradas que reflejan verdad
y las sonrisas que dejan huella.
Me conmueve el soplo del amanecer
y la despedida del sol.
Persigo la fantasía en cada hoja, cada piedra,
cada corazón solitario…
Me entusiasma poner pasión en la vida… y soñar.
(María Ángeles Chavarría, de La mirada de alguien sin importancia)
Vengo tiempo a tras peleando contra nadie, intentando abrir puertas ya abiertas para ver tu poesía por estos universos digitales, par re-leerlas pero más aún si cabe para leer nuevas, sé que algún día será, todo llegará. Un abrazo y felicidades por el Blog.
Gracias, Dani. Me ha costado mucho decidirme a abrir un blog para compartir mis textos. Pero solo por las personas como tú, que animan y valoran esas palabras, merece la pena mirar más allá de nuestro propio universo. Espero que te guste.
Hermoso poema, María Ángeles, tu alma está llena de armonía.
Mil gracias, Esteban. Me alegra que te guste.