El valor de la palabra.

El valor de la palabra.



Con Elga Reátegui, en los momentos previos a la entrevista.
El libro Hablar en público y en privado: las situaciones que nadie te comenta ha sido recomendado por el programa Emprende de TVE
Este es el programa completo:
http://www.rtve.es/drmn/embed/video/2868177
Emprende – 20/11/14
EL ANTISOCIAL
Seducir, atrapar, cautivar… son funciones de la palabra. Y para ello, por muy estupendos que sean los libros, el lenguaje debe vivir en sociedad, ponerse de largo, mezclarse con la gente…
Es muy respetable que defiendas tu posición de insociable con el manido argumento de “porque yo soy así”; pero entonces, enciérrate en tu casa y dedícate a otra casa. No pretendas establecer contactos criticando al sistema en el que estás inmerso.
UN TIPO SINGULAR
Soy muy poco sociable. Muchos dicen que “raro”. Puede ser. El caso es que me cargan los congresos. El rollo ese del parloteo no va nada conmigo. Ya me gustaría. Hace un par de meses, sin ir más lejos, mis jefes me enviaron a una convención para que estableciese buenas relaciones con la competencia. No podía librarme. Por antigüedad, me correspondía. Carpetas con el símbolo de los patrocinadores. Bolígrafos con el mismo escudo. Tazas del desayuno. Escudo por aquí. Escudo por allá. No me enteré de nada. Entre el escudo y las musarañas pasé el tiempo con la mente en blanco. “Pero hombre, señor Pérez, que nos ha costado una pasta el viajecito”. “Sí, lo sé”. Hotel de primera. Gimnasio. Sala de masajes. Sala azul. Sala rosa. Sala verde. Todo muy en su sitio. Pero yo aburrido como una ostra.
Vida social continua. Objetivo de muchos. Incapaces de ahondar en sentimientos, en rasgos del carácter. Bailes. Cócteles. Siguen el juego. En eso consiste todo. “Hoy tengo un compromiso”. “Mañana otro”. “No sabes cómo tengo la agenda”. ¡Pobres víctimas de la estupidez!
Lo sé. Ellos pensarán que yo soy el chalado. Un lunático sin un amigo con quien jugar al pádel. Un chiflado sin vida nocturna. Es que no quiero vida nocturna. Quiero tener mi propio estilo de vida. O no tener ningún estilo. Quiero hacer lo que quiera sin dar explicaciones. Leer un poema con el mismo derecho con que otros toman a esa hora un cubata. Permanecer en Babia si es mi deseo mientras alguien masculla palabras sin sentido. Repetidas por alguien. Vacías. Machaconas. Soporíferas palabras copiadas de otras voces.
Ya tengo la etiqueta. No soy interesante. No soy grato. Porque no me he esforzado por perfilar mi imagen con penumbras. Todos interpretan su papel pero yo no deslumbro. No tengo guión en la gran obra. Me oculto y no soy gris. No admiten los colores.
No es que sea especialmente tímido. Sencillamente, no me gusta malgastar energías. Aburrirse es fatigoso. Mi corazón se agota cuando se aburre. No puedo evitarlo. Me envuelvo en mis manías y sigo con mi vida tan poco interesante.
PARA MEJORAR Y DIFERENCIARSE:
No te cierres en ti mismo. Siente curiosidad por tu entorno.
de Hablar en público y en privado, las situaciones que nadie te comenta
(Dibujo de Alejandra Salvador Chavarría)
Este es uno de los capítulos del libro
HABLAR EN PÚBLICO Y EN PRIVADO: LAS SITUACIONES QUE NADIE TE COMENTA
“PROTAGONISTA, EL OTRO” (Presentar a un escritor, a un conferenciante, a un científico…)
Sin llegar a tratarse siempre de un acto solemne, nos encontramos en situaciones frecuentes (una fiesta de cumpleaños, un aniversario familiar o laboral, una reunión de antiguos alumnos, el recibimiento a un profesor visitante…) en las que le pueden encargar a alguien que tome la palabra para introducir a otra persona.
Hay que tener cuidado porque, como afirma Juan Antonio Vallejo Nájera, “hablar en público se convierte en un vicio”. El peligro está en no saber dónde están los límites entre la parte competente y necesaria y esa otra que traspasa la notoriedad para adquirir tintes de egolatría.
Es cierto que a veces no sabemos qué decir y otras, sin embargo, no sabemos cuándo hay que callar. Como le ocurrió al usurpador del protagonismo en la siguiente historia.
EL INTRUSO
Había asistido a multitud de presentaciones de libros, pero desde que presenté el mío Entra o sal, pero no dejes la puerta abierta no había acudido como protagonista. Aunque la mayoría confesaban que el placer estaba en la escritura y veían las presentaciones como exigencias editoriales, yo envidiaba verles ahí tan colocaditos, en el centro de un escenario con todas las miradas puestas en ellos y tantos oídos dispuestos a escuchar cada palabra que saliese de su boca.
Lo mío fue un fenómeno fugaz, un divertimento desbaratado donde me metía con todos los sectores de la sociedad. Por eso tuvo éxito y se interesó pronto una editorial en las que todo escritor sueña tener su pequeño espacio. De hecho, no sé si sería capaz de describir el placer que sentí al ver mi nombre en el catálogo. El problema fue que no dosifiqué mi material para varias sagas, como hacen los visionarios de altas miras, y agoté todos mis insultos y críticas en un solo volumen. Eso sí, de nada menos que 800 páginas. Porque, ya me lo dijo un amigo enteradillo, ahora los libros, aunque no se lean, parece que se vendan a peso. Así, los que leen para vacilar a los colegas pueden utilizar argumentos bien convincentes:
– Mira, acabo de leerme la ultimísima novedad del mercado editorial. No recuerdo el título, ni el autor, ni la trama, ni los personajes, ni el mensaje… Pero es buenísimo. Fíjate que tiene 427 páginas –es que mirar las páginas exactas, y además recordarlas, es fundamental para dárselas de buen lector.
– Oye, pues sí que debe de ser bueno, sí –suele responder el ya interesado amigo.
Y mediante estas deducciones fue como llegué a descubrir por qué unos libros triunfaban y otros no.
Es obvio, pues, que tenía estrategia, contactos y recursos. Solo me faltaba dar con un buen argumento (¿de dónde sacarán los escritores tantos temas?) y encontrar el momento para sentarme a escribir. Pero todo ello requería su tiempo y la adaptación a la personalidad de cada uno. A mí no me va eso de dedicar todos los días unas horas a la escritura. Los auténticos artistas no nos regimos por normas. Las cosas salen cuando han de salir.
Diez años habían pasado desde aquel libro milagroso que me acercó a multitudes. Desde aquel año de presentaciones y eventos había permanecido entre bambalinas escuchando a los demás. Pero, de repente, llegó uno de esos momentos soñados: de nuevo iba a participar en una importante actividad literaria. Mi agente, viendo que estaba un poco ocioso, se las ingenió para que me propusieran presentar el libro de uno de los autores más cotizados de este país. Como es de imaginar, acepté al instante.
Estaba emocionado. De nuevo ahí, en el centro del campo, dispuesto a meter goles a la audiencia. Como no había leído nada de dicho autor, hablé de lo que más sabía relacionado con el entorno en el que nos encontrábamos. Les hablé de mi propio libro. Después de todo, habían pasado unos años y no estaba de más recordarles algunos detalles que me limité a explicar en apenas media hora. Luego conté algunas anécdotas personales sobre mis experiencias en el mundo intelectual y les regalé algunos de mis consejos para hacerles el honor de tener la visión de un experto en la materia.
Después de una hora, en la que la representante de la editorial no dejaba de mirar el reloj (no entiendo a qué venían tantas prisas), el autor intervino sin que nadie le diese la palabra para decir algo que no recuerdo. Imagino que algo sobre su libro. Cuando acabó, la gente aplaudió a rabiar. Lógicamente, el aplauso era para los dos.
Mi propósito había sido realizar una presentación inolvidable y cumplí con mi objetivo. No creo que nadie la olvide. De hecho, cuando terminó el acto, la representante de la editorial, que debió haberse quedado muda escuchando mis palabras, recuperó el habla para decirme:
– Mire usted, creo que debería encerrarse a escribir ya mismo y dejar las presentaciones para otras personas más humildes.
Evidentemente, no me quedó otro remedio que agradecerle el halago. Debí impresionarle tanto que con sus palabras me invitaba a una nueva publicación. Ya sabía yo que ese no era mi sitio y que el escenario se me quedaba pequeño.
Por desgracia, hay mucha gente así. Como no quieren escuchar lo que no les interesa, solo se escuchan a sí mismos.
PARA MEJORAR Y DIFERENCIARSE:
El próximo sábado 6 de abril en el programa “Espacio Empresa” de TVE2, a las 13 h (aprox.min.15′), se hablará del libro MI PADRE ES UN MAGO: LA EMPRESA FAMILIAR VISTA POR UN NIÑO
Índice:
Capítulo 1. El dilema
Capítulo 2. Mi primera asignación: cinco pesetas (o aquí todos ahorramos)
Capítulo 3. El niño, en la cama, como siempre
Capítulo 4. Mi primo Olegario con corbata
Capítulo 5. ¡Heidi lleva el traje rojo!
Capítulo 6. Papá, ¿estás enfadado?
Capítulo 7. Avon llama a tu puerta (o Roberta, la chica de las tupperware)
Capítulo 8. Mi amigo Roque, el del kiosco
Capítulo 9. Esteban, el señor importante
Capítulo 10. Silvano, el vendedor de patatas (o cuando las cosas se ponen feas)
Capítulo 11. Mi papá nunca está enfermo
Capítulo 12. Hoy toca comida familiar
Capítulo 13. Hijo, mira a ver quién llama (o ¿por qué a mediodía siempre suena el teléfono?)
Capítulo 14. Un despido no es sólo decir adiós
Capítulo 15. El maletín del fin de semana y de las vacaciones
Capítulo 16. Mi padre es un mago (creó su empresa de la nada)
Capítulo 17. La decisión