Veintidós años después de este poema, todavía perdura.

Un espacio donde María Ángeles Chavarría comparte sus experiencias formativas y literarias
Veintidós años después de este poema, todavía perdura.
Permitámonos soñar, en vacaciones y fuera de ellas.
Retomo este poema, de un libro publicado hace más de 20 años, para poner en valor todas esas sensaciones que, con la vorágine del día a día, se nos escapan con frecuencia.
Lo que encierran algunos silencios.
Fragmento extraído de «El lenguaje del silencio», de Musas del aire.
DURMIENTES
Donde los duendes duermen distraídos
desvelo desencantos de damasco,
diluidos en dunas de un desierto.
Donde dejan los duelos dolorosos
de dormir sin dañar al desaliento,
danzan los decimales
dolientes de deseo.
Donde dicen desdichas declaradas
desatando la daga de un doncel,
dudo del don dorado
dándolo al día a día.
Donde los dardos duelen duramente
duchando dualidades disputadas,
diviso descalza
disgusto en disculpas.
Donde dedicaciones declinadas
degeneran deformes en deícticos,
deletreo delicias
defendiendo delirios.
Donde se desbaratan los dibujos
y desbordan desdén y desamores
derrocho despertares
desmayando desganas.
Donde den los destierros
Deslízate y desanda.
María Ángeles Chavarría, de Sintiendo el silencio