FOTOGRAFÍAS DE QUÉ SÉ YO
La hierba o la fábrica. Todo desfallece ante su clic. Flash y permanencia. Una obsesión. Captar la esencia de la esencia.
El tiempo mata los gritos de los objetos. Fotografío para no olvidar. Para no dejar a una vajilla muerta. Destartalada por el desamor.
No sé qué quedará. La imagen salva. Quiero salvar los pétalos del fin. La risa descontrolada de un movimiento. La tibieza de una mesa camilla. Unas manos gastadas. Un gesto que no tiene antecedentes.
Un día me propuse fotografiar la pena. Logré captar la tristeza, la ternura, la soledad. Transporté el objetivo a la piel de los entes y los seres. Puse mi corazón en una lente. Lo dejé a la intemperie. Niebla. Filtros. El mundo era una gran fotografía. El mundo se dejaba mirar por mis ojos. El marco era el único límite. Desnudo en blanco y negro. Alma en color.
El mensaje pervive despechado. Los álbumes soportan los silencios. Relojes. Risas. Rostros. Rituales. Ese sabor a esencia duerme ahora en negativos.
María Ángeles Chavarría, de Pincelada con matices
Este poema, lleno de ternura y plasticidad, es el reflejo de una reflexión y una radiografía interior, una angustia del instante. Es un poema para leer en soledad, mientras se piensa. Parece un poema gaélico de Ossián, pero de nuestro tiempo. Brevedad, síntesis, ternura, desengaño. Una página bella.
Ricardo Llopesa
Gracias por el comentario, Ricardo. Es un honor viniendo de ti.
Me gustó, define exactamente los sentimientos de quien ama este arte ¡Gracias, María Ángeles!
Gracias a ti por compartir lo que te ha transmitido.