ABANDONO
El alma se me hizo de papel
y podían cortarla.
Mi voz era esponjosa, sin aliento;
mis párpados arrullos de campanas.
… Y me sentía sola,
más que el fuego en la playa.
Respiraba helados sentimientos
de fragancias aterciopeladas.
Me deslizaba suave por la casa
y, a cada paso, sentía
el peso de mis propias lágrimas,
sin pausa.
Clamaba por mi ángel de la guarda
y sus señales me desconcertaban…
… Y me sentía sola.
Más sola que la luna en la mañana.
María Ángeles Chavarría (de La mirada de alguien sin importancia)