Hay que reconocer que no es agradable que te cierren una puerta que creías abierta, te despidan o te hagan la vida imposible en la empresa donde trabajas. Aun así, rumiar y lamentarse de la “mala suerte” no sirve de nada a no ser que quieras provocar lástima, algo poco recomendable para iniciar un proceso de búsqueda de empleo. La suerte, aunque a veces parece que nos dé la espalda, la creas tú. Después de la decepción, recupera el ánimo y prepárate para iniciar otros proyectos y colaboraciones con personas que te valoren. Si, pese a todo, no te sientes capaz de cerrar inmediatamente una etapa que no te satisfacía, al menos mantén los ojos abiertos. Los indicios anteriores pueden ayudarte a cambiar de estrategia, de trabajo o incluso de vida.
(extraído de Cómo enfocar los cambios: qué te mueve, de María Ángeles Chavarría)