Saborear las LETRAS de siempre

¡Qué esfuerzo!

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¡Qué esfuerzo!
¡Qué esfuerzo del caballo por ser perro!
¡Qué esfuerzo del perro por ser golondrina!
¡Qué esfuerzo de la golondrina por ser abeja!
¡Qué esfuerzo de la abeja por ser caballo!
Y el caballo,
¡qué flecha aguda exprime de la rosa!,
¡qué rosa gris levanta de su belfo!
Y la rosa,
¡qué rebaño de luces y alaridos
ata en el vivo azúcar de su tronco!
Y el azúcar,
¡qué puñalitos sueña en su vigilia!
Y los puñales diminutos,
¡qué luna sin establos, qué desnudos,
piel eterna y rubor, andan buscando!
Y yo, por los aleros,
¡qué serafín de llamas busco y soy!
Pero el arco de yeso,
¡qué grande, qué invisible, qué diminuto!,
sin esfuerzo.

 (Federico García Lorca, “Muerte” de Poeta en Nueva York)

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¡Cuánto esfuerzo en ser otros!

¿Y si nos decidiésemos a ser nosotros mismos?

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Intentarlo

INTENTARLO

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Intentarlo siempre.

Aunque las flores se marchiten y la tierra se abra

llevándose consigo qué sé yo cuántas penas.

Aunque el sueño negro te deje un día

rabiando de nostalgia por saber que no está

alguien que nunca querías que se fuera.

Aunque enciendas la televisión

y te llueva una tiniebla de dolor

partiendo el alma en tantos pedazos

que nunca podrás reconstruirla.

Aunque la soledad viaje contigo

a todas partes, a todas horas,

a todos los rincones del pensamiento.

Aunque te quemes cada vez que saltees

las consecuencias de la injusticia

y sufras en tu carne las mentiras

de los que quieren verte en el arroyo.

Aunque el vacío sea más inmenso

que el aire que respiras

y no te quede aliento para encontrar

un trocito de espíritu que dé sentido

a estas palabras.

Aun así,

aunque parezca que se te hunde la inocencia

y se te escapa la esperanza,

aun así,

aunque parezca inservible el complejo

acertijo de la vida,

aun así,

siempre, incansablemente,

aunque las fuerzas nos lleguen mutiladas,

siempre intentarlo.

María Ángeles Chavarría, de Lo que sólo cuenta el alma