RETORNO A LA INFANCIA
He retornado a la infancia. Ese periodo liberador, pese a las prohibiciones, en que todo parecía ir bien. Entonces, ensimismada, silenciosa, tímida, jugaba mi papel de misteriosa y me refugiaba en la introversión para observar sin límites. Comportamientos, paisajes, interiores… todo entraba en mi mente y todo salía de ella coloreado por mi peculiar visión de la vida.
Ahora me encuentro un tanto perdida y no logro dar con los tonos adecuados para sombrear con pinceladas dulces un espacio abrupto, incoherente e injusto. Ahora, mis preguntas son más complejas que antes y lo más doloroso, para alguien que, como yo, cree en los sueños, es que la imaginación no siempre es válida para resolver los enigmas.
Por eso he retornado a la infancia, para volver a creer en lo imposible, para volver a sumergirme en ese mundo idílico de fantasía, para llorar sin complejos de adulta, para recibir ese abrazo, dulce, tierno, apacible, y que una voz cálida y segura me diga que todo está bien.
María Ángeles Chavarría, de Pincelada con matices
Que bueno por ti María Ángeles, completamente de acuerdo con lo que señalas, aunque no siempre (algunos) en nuestra infancia hayamos recibido esa comprensión y cariño que esperábamos de los demás, por lo demás tienes toda la razón y sigue adelante en tu empeño, buena suerte.
Lo cierto es que a veces tenemos la obligación de «ser» adultos y de actuar con seguridad, aunque nos sentimos desvalidos. Por eso, sea cuál sea nuestra edad, es tan importante ese abrazo poderoso y vital que nos permite avanzar sin perder la ilusión.
Por su puesto que si, adelante!
Es precioso. deberíamos volver a la infancia mas a menudo. No sabes lo que daría por, en algunos momentos dificiles, volver a sentir el abrazo de mi madre y las palabras tranquilizadoras de mi padre.
Gracias, Pepa. Aunque no sea de madre, te mando un fuerte abrazo de sincera amistad.